sábado, junio 13, 2015

El primer pañal

La primera experiencia de pañales de cualquier persona siempre es la misma; al nacer, te ponen en uno. Es lo más normal del mundo, se es demasiado indefenso y pequeño como para poder optar por otra cosa. Al poco tiempo, algunos antes que otros, el pañal se deja y se pasa a ser mayor, controlar tus necesidades y crecer.

Yo como muchos, no recuerdo mi tiempo en pañales. Los dejé realmente rápido, algo con lo que seguro mis padres estaban orgullosos. Creo que no pasé de mi segundo año de vida cuando ya sabía ir al baño. Sin embargo algo provocó en mi el deseo de usarlos nuevamente mucho tiempo después. No lo sé con certeza, quizá más que un evento desencadenante, hay una suma de factores pequeños.

Teniendo un hermano 3 años menor, quizá ver cambios de pañal no fue extraño. Viendo algunas viejas fotos era posible darse cuenta que mi hermano por lo menos tardó un poco más en dejar el pañal. Mi recuerdo más viejo es quizá el que está relacionado con mis primas. La mayor de ellas es tan solo un año menor que yo, y la más pequeña, un año menor que mi hermano.
En ese tiempo, creo que yo tenía unos 5 o 6 años. Visitamos a nuestras primas que vivían tan lejos, luego de pasar un rato con ellas, (recuerdos difusos) al final y antes de irnos la mayor de ellas se levantó su blusa y mostró orgullosa su pañal, quizá un Pull-up o algo parecido.  Me quedé muy sorprendido, pues era casi como ver un mono con alas, algo que me parecía antinatural y tan raro. Recuerdo gritar en el auto a mis padres que mi prima llevaba pañales, todo por un buen rato.

Claro, eso solo es la punta del iceberg, difusamente recuerdo otras cosas. Tales como Cesar, mi compañero de Jardín de Niños. Recuerdo haberlo visto con sus pantalones cortos y abultados, todos los niños del lugar sabían que usaba un pañal, no engañaba a nadie. En la región es algo bastante raro ver a un niño de más de 3 años usando pañales. Quizá chupetes, mojar la cama o ser movidos en carriolas, pero pañales no.

El Jardín de Niños prohibía el aceptar niños que usaran pañales, así que bueno, quizá el caso de Cesar era algo más serio. No recuerdo ver sus cambios de pañal ni nada de eso, pero si era de los pocos que se acercaban a el para jugar.  Luego quizá deba hablar un poco más de Cesar, pero eso será luego.

Otro pequeño amigo era Jorge, un chico regordete, casi de mi edad, que presumía más de lo que realmente debería, pero claro, eso era cosa aparte. Recuerdo que su entrenamiento no terminó por completo hasta poco antes de entrar al Jardín, pues en su baño había una bacinica y su habitación estaba llena de pañales.

Luego llegó Dilan, mi primo más pequeño, que nació cuando yo tenía unos 8 años. Mi tía no tenía mucho dinero para pañales desechables y bueno, tuvo que ser a la antigua. Algunos pares de pañales de tela y unos pocos desechables. Como mi tía se la pasaba entre la casa de mi abuela y la de mi familia, tuve bastante acceso a los pañales de mi primo. Claro, solo se trataba de un juego. Ponérmelos para ver si encajaban. Yo siempre fui muy delgado así que no fue mucho problema el ponérmelos y asegurarlos con unos graciosos seguros de tortuga.

Aprovechando algunos de los momentos en los que estaba solo para ponerme los pañales y disfrutar de verme con solo ellos puestos. Luego mi tía se mudó a otra ciudad, y aunque los pañales comenzaron a escasear, por lo menos pude conservar uno oculto que me encajó un par de años más.



Nunca me animé a mojarlo, mi madre lo encontró tiempo después (sin sospechar nada) y lo devolvió a mi tía. Mi primo era un entrenador demasiado lento, hasta que cumplió los 10 años aún podía encontrar pañales cuando venía de visita a la abuela.

Así que bueno, estos fueron mis primeros acercamientos a los pañales... Hay muchas anécdotas que contar, pero eso lo dejaremos para luego.

Y dime, ¿tienes alguna anécdota que contar?

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