lunes, julio 27, 2015

Si actúas como un bebé... (Capítulo 4)

Capítulo Cuatro
La Siesta

Mamá dijo:
—Creo que es hora de que Jamie regrese a casa para dormir un poco. Vamos niñas, podremos cambiarlo cuando regresemos a casa. Me temo que es tu turno, Jillian.
Así que me subieron de vuelta al cochecito, el desorden desagradable de caca se difundía en mi trasero una vez que me senté. Volvimos a través del estacionamiento soleado. Sally plegó la silla de paseo y Jillian me sujetó el cinturón de seguridad en el asiento del coche. Todas las ventanas del auto fueron bajadas y mis hermanas se alejaban lo más posible de mí. Nos fuimos a casa en silencio. Yo estaba feliz de estar fuera del centro comercial y también estaba empezando a disfrutar de un nuevo tipo de poder sobre mis hermanas. Me di cuenta de que Jillian no tenía ganas de que fuera su turno de cambiarme.
—¡Lo olvidaba! —gritó  Sally —¡Son las dos de la tarde y le prometí a Janet que recogería a Brad en la guardería!
—Muy bien —dijo mamá —podemos desviarnos hacía allá. Jamie apenas tendrá que esperar un poco.
En pocos minutos nos detuvimos en frente del lugar, la guardería “KiddieKare”. Nunca había estado allí antes. Era un pequeño edificio con fachada moderna no muy lejos del centro comercial, apenas un par de cuadras, tenía una gran ventana al frente y por detrás se podía ver un patio cercado de malla metálica que dejaba ver la zona de juegos. Sally saltó del auti y corrió hacia el interior. Un minuto más tarde, salió tomando a Brad de la mano, seguida por una señora de pelo rizado de aspecto agradable aunque algo pasada de peso.
¿Qué estaba haciendo Sally? Ella no iba a traer a esa mujer al auto, ¿o sí?
—Danielle, este es mi pequeño hermano Jamie, del que yo te estaba hablando. Él es el mejor amigo de Brad.
—Hola, Jamie, encantada de conocerte —dijo Danielle, apoyándose en la ventana con una gran sonrisa, teniendo una buena mirada de mis pantalones cortos hinchados. Sentí que me ponía rojo de vergüenza.
Yo sabía que Sally le había contado acerca de que estaba de nuevo en pañales. Sally continuó alegremente;
—Brad y Jamie van a pasar el resto del día, juntos, después de la siesta por supuesto y después de que conseguimos limpiarlo. Me temo que ha hecho un desorden después de pasar toda la mañana en el centro comercial.
Danielle sonrió y casi susurrando se acercó a Brad:
—Ves Brad, incluso los niños grandes tienen accidentes a veces.
Ella le guiñó el ojo a mamá dijo:
—Yo siempre digo que hay que darle tiempo a los niños de crecer. Algunos padres se vuelven locos al respecto, ya sabes “¿Cómo va a ir al jardín de niños en pañales? ¿Será que todavía los llevará hasta la escuela secundaria?” Digo, ¿cuál es el problema? Dejarán el pañal cuando quieren y no antes. Sobre todo los chicos.
Ahora ella me guiño el ojo a mí;
—No te preocupes cariño . Creo que eres muy lindo.
Danielle pellizcó la mejilla de Brad en el coche.
—¡Adiós, Brad. Hasta mañana, tigre! —Ella agitó mientras nos alejábamos.
Brad estaba emocionado al saber que yo iba a jugar con él toda la tarde y que Sally iba a cuidar de los dos. Una vez que llegamos a casa Jillian me llevó arriba para cambiar mi pañal sucio. El viejo corral de Brad había vuelto a aparecer de alguna manera en nuestra sala de estar. Sally tomó a Brad y se lo llevó a la habitación de huéspedes para tomar su siesta. Mamá estaba ocupada sacando cosas de mi armario y acomodando toda la ropa y cosas que había comprado. Mientras que Jillian estaba ajustando un pañal limpio en mí, mamá desconectó mi lámpara de noche y la sustituyó por la nueva lámpara estilo guardería.
—Se ve mucho mejor.
—Mamá, tienes que estar bromeando.
—No creo que estés en posición de juzgar, pequeño.
Era cierto. Allí estaba yo acostado sobre mi espalda en un cambiador, con mi hermana mayor que ajustaba de nuevo los pantalones de plástico sobre un agradable pañal limpio que acababa abrochar alrededor de mis caderas con pequeños seguritos de patitos amarillos. Supongo que no se veía muy impresionante.
—Eww. Mamá, vamos a tener que voltear el colchón de Jamie. Está empapado —dijo Jillian.
—No te preocupes, nosotros nos encargamos de eso. Por el momento él sólo tiene que aguantar un poco la humedad. Es su propia culpa de todos modos. Vamos Jamie, dormir un poco, es hora de la siesta para ti. Oh Jillian, ¿podrías traer a Jamie una botella de jugo? ¿Y dónde está su conejo?  
Mamá bajó la persiana. Yo no lo podía creer. Yo no había tomado una siesta en la tarde desde que tenía cuatro años, pero mamá parecía que hablaba en serio, y realmente me asustaba. De hecho, me dormí durante aproximadamente una hora. Luego Sally entró con Brad.
—¡Despierta, dormilón, es tiempo para la merienda!

Un poco aturdido, yo los seguí abajo, donde Brad y yo comimos un par de galletas y consiguiemos relleno en nuestras botellas de jugo de manzana.
—Ahora ustedes dos pueden ir a jugar en el patio trasero. Jamie, le puede mostrar Brad su columpio.  
—¿No puedo usar por lo menos pantalones cortos? Brad lleva pantalones cortos...
—Pregunta equivocada. Brad no está siendo castigado. Ahora que lo pienso mejor, tal vez sería mejor si los envió a jugar en el patio delantero…
—Está bien, está bien.
Así que nos fuimos al viejo columpio en la parte de atrás, y ya sabes, nos divertimos un poco después. Empecé a meterme en el papel de niño pequeño como siempre lo hacía con Brad, y antes de darme cuenta, su madre, Janet Lawson estaba allí para llevarlo de vuelta a casa.
—¡Hola, chicos! Brad, es hora de irse. ¿Te has divertido con Jamie?
—¡Sí! —Brad gritó.
—¿Y tú, Jamie? ¿Pasando un buen rato? ¿Los pañales trabajan bien?
Mamá intervino:
—Recuerde agradecer Janet por el corralito, Jamie.
—Oh, no te preocupes por eso. Brad ha superado más de esas cosas. Es genial que Jamie pueda darle uso.
—Bueno, él va a ser un bebé muy bien equipado. ¿Te dije lo que Charly dijo que iba a hacer?  
—Oh, creo que eso es simplemente genial. Estaré dispuesta a ayudar
—Jamie, volvamos adentro, la cena está casi lista.  
Hora de la cena, y allí estaba de nuevo, atrapado en la maldita silla, vestido con un babero y un pañal húmedo, también. Supongo que lo solté sin realmente darme cuenta mientras yo estaba jugando con Brad. El control de mi vejiga realmente me importaba poco siempre que tenía puesto un pañal.
—Termina el brócoli, Jamie.
—Pero mamá, sabes que odio brócoli…
—Usted va a comer lo que le dan. A menos, claro, usted prefiera tener su propia comida especial. —¡Vamos, mamá, será mejor hacerlo comer como un bebé! —dijo Jillian.
—Vamos a ver, ¿qué hay en el menú?
Mamá se acercó al mostrador y volvió con tres frascos de papillas Gerber.
—Hay crema de pollo y zanahorias, estofado de carne y arroz con guisantes. ¿Preferirías tener uno de estos, Jamie?  
—¡NO!  —grité haciéndome para atrás en mi silla.
—Entonces usted terminará su comida de niño grande. Especialmente si usted desea ver la televisión antes de acostarse.
Así que me comí el brócoli, la gran decepción de mis hermanas. El tiempo de televisión fue otro asunto. Después de Sally por fin me dejó salir de mi silla y me limpió la mi cara y las manos con mi babero, me dio otra botella de jugo mientras yo me acercaba al sofá
—¿A dónde crees que vas, Jamie?  
Y fui dirigido hacia el corral.
—Sube, Jamie. Aquí es donde el bebé tiene que jugar cuando él está en la sala de estar.
Yo estaba medio acostumbrado tirarme en el suelo frente a la tele. Ahora papá había puesto el corralito en mi lugar de siempre, pero era lo suficientemente grande como para tumbarse en él. Peor aún, ahora que alguien había llenado el corralito con viejos juguetes Fisher-Price de Brad.
Sally continuó cuando me vio parado frente al corral:
—¿Quieres ver la televisión con los adultos o no?

No podía creer lo que me estaba pasando, pero me metí en el corralito y traté de ponerme cómodo. No fue tan divertido como lo había sido la noche anterior en la casa de la señora Lawson, cuando no podía verme nadie. Ahora tenía observándome tanto a mamá y papá y a mis dos hermanas sonriendo mientras me movía alrededor. Mi pañal húmedo hizo un sonido arrugado mientras me acomodaba en el piso de plástico del corralito. Creí que no podría estar cómodo, pero luego de un rato me había olvidado mi vergüenza y estaba feliz riéndome mientras veíamos una comedia en la tele y chupaba mi botella.

La hora de dormir llegó bastante rápido. Mamá me cambió y me puso en mis pañales de noche. De nuevo, noté que era muy dulce conmigo. Empecé a pensar que le gustaba tener un gran bebé del que ocuparse. Antes de irse encendió la nueva lámpara de noche. La media docena de botellas de jugo que había bebido en la tarde todas se fueron a través de mi sistema en la noche. Me desperté un par de veces a orinar y dejar salir todo en mi pañal, pero creo incluso mojé aún más mientras dormía, porque cuando me levanté pude ver que mi colchón estaba totalmente empapado. En la planta baja todo el mundo ya estaba sentado a la mesa.
—Así que, Jamie, parece que aún no está listo para los pull-ups  —bromeó papá.
—No sé cómo has hecho tanto desorden aún con esos pantalones de goma.
—Oh, no se burlen de él, puede ser que él tiene una vejiga débil después de todo. Aquí, Jamie, a desayunar —Jillian dijo mientras me sentaba en mi silla y me ponía el babero
Uno nuevo, en este había un osito bordado.
—Tenemos un divertido día planeado para ti, Jamie —dijo Sally —Será mejor que ayer.
—Vamos al parque, se ha puesto ya la feria y hay muchos juegos mecánicos. Mamá estará en el trabajo durante todo el día, así que Sally y yo te llevaremos de paseo y apuesto a que podemos entrar gratis también.

Me gustaba el parque, así que estaba un poco emocionado al escuchar sobre el plan. Pero empecé a tener dudas después de Sally cambió mi pañal y me mostró el traje que mamá había preparado para mi. 

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