Si actúas como un bebé... (Capítulo 4)
Capítulo Cuatro
La Siesta
Mamá dijo:
—Creo que es hora de que Jamie regrese a casa para dormir un
poco. Vamos niñas, podremos cambiarlo cuando regresemos a casa. Me temo que es
tu turno, Jillian.
Así que me subieron de vuelta al cochecito, el desorden
desagradable de caca se difundía en mi trasero una vez que me senté. Volvimos a
través del estacionamiento soleado. Sally plegó la silla de paseo y Jillian me
sujetó el cinturón de seguridad en el asiento del coche. Todas las ventanas del
auto fueron bajadas y mis hermanas se alejaban lo más posible de mí. Nos fuimos
a casa en silencio. Yo estaba feliz de estar fuera del centro comercial y también
estaba empezando a disfrutar de un nuevo tipo de poder sobre mis hermanas. Me
di cuenta de que Jillian no tenía ganas de que fuera su turno de cambiarme.
—¡Lo olvidaba! —gritó
Sally —¡Son las dos de la tarde y le prometí a Janet que recogería a Brad
en la guardería!
—Muy bien —dijo mamá —podemos desviarnos hacía allá. Jamie
apenas tendrá que esperar un poco.
En pocos minutos nos detuvimos en frente del lugar, la
guardería “KiddieKare”. Nunca había estado allí antes. Era un pequeño edificio con
fachada moderna no muy lejos del centro comercial, apenas un par de cuadras,
tenía una gran ventana al frente y por detrás se podía ver un patio cercado de
malla metálica que dejaba ver la zona de juegos. Sally saltó del auti y corrió
hacia el interior. Un minuto más tarde, salió tomando a Brad de la mano,
seguida por una señora de pelo rizado de aspecto agradable aunque algo pasada
de peso.
¿Qué estaba haciendo Sally? Ella no iba a traer a esa mujer
al auto, ¿o sí?
—Danielle, este es mi pequeño hermano Jamie, del que yo te
estaba hablando. Él es el mejor amigo de Brad.
—Hola, Jamie, encantada de conocerte —dijo Danielle, apoyándose
en la ventana con una gran sonrisa, teniendo una buena mirada de mis pantalones
cortos hinchados. Sentí que me ponía rojo de vergüenza.
Yo sabía que Sally le había contado acerca de que estaba de
nuevo en pañales. Sally continuó alegremente;
—Brad y Jamie van a pasar el resto del día, juntos, después
de la siesta por supuesto y después de que conseguimos limpiarlo. Me temo que ha
hecho un desorden después de pasar toda la mañana en el centro comercial.
Danielle sonrió y casi susurrando se acercó a Brad:
—Ves Brad, incluso los niños grandes tienen accidentes a
veces.
Ella le guiñó el ojo a mamá dijo:
—Yo siempre digo que hay que darle tiempo a los niños de
crecer. Algunos padres se vuelven locos al respecto, ya sabes “¿Cómo va a ir al
jardín de niños en pañales? ¿Será que todavía los llevará hasta la escuela
secundaria?” Digo, ¿cuál es el problema? Dejarán el pañal cuando quieren y no
antes. Sobre todo los chicos.
Ahora ella me guiño el ojo a mí;
—No te preocupes cariño . Creo que eres muy lindo.
Danielle pellizcó la mejilla de Brad en el coche.
—¡Adiós, Brad. Hasta mañana, tigre! —Ella agitó mientras nos
alejábamos.
Brad estaba emocionado al saber que yo iba a jugar con él
toda la tarde y que Sally iba a cuidar de los dos. Una vez que llegamos a casa
Jillian me llevó arriba para cambiar mi pañal sucio. El viejo corral de Brad
había vuelto a aparecer de alguna manera en nuestra sala de estar. Sally tomó a
Brad y se lo llevó a la habitación de huéspedes para tomar su siesta. Mamá estaba
ocupada sacando cosas de mi armario y acomodando toda la ropa y cosas que había
comprado. Mientras que Jillian estaba ajustando un pañal limpio en mí, mamá desconectó
mi lámpara de noche y la sustituyó por la nueva lámpara estilo guardería.
—Se ve mucho mejor.
—Mamá, tienes que estar bromeando.
—No creo que estés en posición de juzgar, pequeño.
Era cierto. Allí estaba yo acostado sobre mi espalda en un
cambiador, con mi hermana mayor que ajustaba de nuevo los pantalones de
plástico sobre un agradable pañal limpio que acababa abrochar alrededor de mis caderas
con pequeños seguritos de patitos amarillos. Supongo que no se veía muy
impresionante.
—Eww. Mamá, vamos a tener que voltear el colchón de Jamie.
Está empapado —dijo Jillian.
—No te preocupes, nosotros nos encargamos de eso. Por el
momento él sólo tiene que aguantar un poco la humedad. Es su propia culpa de
todos modos. Vamos Jamie, dormir un poco, es hora de la siesta para ti. Oh
Jillian, ¿podrías traer a Jamie una botella de jugo? ¿Y dónde está su conejo?
Mamá bajó la persiana. Yo no lo podía creer. Yo no había
tomado una siesta en la tarde desde que tenía cuatro años, pero mamá parecía
que hablaba en serio, y realmente me asustaba. De hecho, me dormí durante aproximadamente
una hora. Luego Sally entró con Brad.
—¡Despierta, dormilón, es tiempo para la merienda!
Un poco aturdido, yo los seguí abajo, donde Brad y yo
comimos un par de galletas y consiguiemos relleno en nuestras botellas de jugo
de manzana.
—Ahora ustedes dos pueden ir a jugar en el patio trasero.
Jamie, le puede mostrar Brad su columpio.
—¿No puedo usar por lo menos pantalones cortos? Brad lleva
pantalones cortos...
—Pregunta equivocada. Brad no está siendo castigado. Ahora
que lo pienso mejor, tal vez sería mejor si los envió a jugar en el patio
delantero…
—Está bien, está bien.
Así que nos fuimos al viejo columpio en la parte de atrás, y
ya sabes, nos divertimos un poco después. Empecé a meterme en el papel de niño
pequeño como siempre lo hacía con Brad, y antes de darme cuenta, su madre, Janet
Lawson estaba allí para llevarlo de vuelta a casa.
—¡Hola, chicos! Brad, es hora de irse. ¿Te has divertido con
Jamie?
—¡Sí! —Brad gritó.
—¿Y tú, Jamie? ¿Pasando un buen rato? ¿Los pañales trabajan
bien?
Mamá intervino:
—Recuerde agradecer Janet por el corralito, Jamie.
—Oh, no te preocupes por eso. Brad ha superado más de esas
cosas. Es genial que Jamie pueda darle uso.
—Bueno, él va a ser un bebé muy bien equipado. ¿Te dije lo
que Charly dijo que iba a hacer?
—Oh, creo que eso es simplemente genial. Estaré dispuesta a
ayudar
—Jamie, volvamos adentro, la cena está casi lista.
Hora de la cena, y allí estaba de nuevo, atrapado en la
maldita silla, vestido con un babero y un pañal húmedo, también. Supongo que lo
solté sin realmente darme cuenta mientras yo estaba jugando con Brad. El
control de mi vejiga realmente me importaba poco siempre que tenía puesto un
pañal.
—Termina el brócoli, Jamie.
—Pero mamá, sabes que odio brócoli…
—Usted va a comer lo que le dan. A menos, claro, usted
prefiera tener su propia comida especial. —¡Vamos, mamá, será mejor hacerlo
comer como un bebé! —dijo Jillian.
—Vamos a ver, ¿qué hay en el menú?
Mamá se acercó al mostrador y volvió con tres frascos de
papillas Gerber.
—Hay crema de pollo y zanahorias, estofado de carne y arroz
con guisantes. ¿Preferirías tener uno de estos, Jamie?
—¡NO! —grité
haciéndome para atrás en mi silla.
—Entonces usted terminará su comida de niño grande.
Especialmente si usted desea ver la televisión antes de acostarse.
Así que me comí el brócoli, la gran decepción de mis
hermanas. El tiempo de televisión fue otro asunto. Después de Sally por fin me
dejó salir de mi silla y me limpió la mi cara y las manos con mi babero, me dio
otra botella de jugo mientras yo me acercaba al sofá
—¿A dónde crees que vas, Jamie?
Y fui dirigido hacia el corral.
—Sube, Jamie. Aquí es donde el bebé tiene que jugar cuando
él está en la sala de estar.
Yo estaba medio acostumbrado tirarme en el suelo frente a la
tele. Ahora papá había puesto el corralito en mi lugar de siempre, pero era lo
suficientemente grande como para tumbarse en él. Peor aún, ahora que alguien
había llenado el corralito con viejos juguetes Fisher-Price de Brad.
Sally continuó cuando me vio parado frente al corral:
—¿Quieres ver la televisión con los adultos o no?
No podía creer lo que me estaba pasando, pero me metí en el
corralito y traté de ponerme cómodo. No fue tan divertido como lo había sido la
noche anterior en la casa de la señora Lawson, cuando no podía verme nadie.
Ahora tenía observándome tanto a mamá y papá y a mis dos hermanas sonriendo
mientras me movía alrededor. Mi pañal húmedo hizo un sonido arrugado mientras
me acomodaba en el piso de plástico del corralito. Creí que no podría estar
cómodo, pero luego de un rato me había olvidado mi vergüenza y estaba feliz
riéndome mientras veíamos una comedia en la tele y chupaba mi botella.
La hora de dormir llegó bastante rápido. Mamá me cambió y me
puso en mis pañales de noche. De nuevo, noté que era muy dulce conmigo. Empecé
a pensar que le gustaba tener un gran bebé del que ocuparse. Antes de irse
encendió la nueva lámpara de noche. La media docena de botellas de jugo que
había bebido en la tarde todas se fueron a través de mi sistema en la noche. Me
desperté un par de veces a orinar y dejar salir todo en mi pañal, pero creo incluso
mojé aún más mientras dormía, porque cuando me levanté pude ver que mi colchón
estaba totalmente empapado. En la planta baja todo el mundo ya estaba sentado a
la mesa.
—Así que, Jamie, parece que aún no está listo para los
pull-ups —bromeó papá.
—No sé cómo has hecho tanto desorden aún con esos pantalones
de goma.
—Oh, no se burlen de él, puede ser que él tiene una vejiga
débil después de todo. Aquí, Jamie, a desayunar —Jillian dijo mientras me
sentaba en mi silla y me ponía el babero
Uno nuevo, en este había un osito bordado.
—Tenemos un divertido día planeado para ti, Jamie —dijo
Sally —Será mejor que ayer.
—Vamos al parque, se ha puesto ya la feria y hay muchos
juegos mecánicos. Mamá estará en el trabajo durante todo el día, así que Sally
y yo te llevaremos de paseo y apuesto a que podemos entrar gratis también.
Me gustaba el parque, así que estaba un poco emocionado al
escuchar sobre el plan. Pero empecé a tener dudas después de Sally cambió mi
pañal y me mostró el traje que mamá había preparado para mi.
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